el sentimiento de viajar

Emoción

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Cuando las cosas se hacen muchas veces suelen perder emoción. En la rutina, por definición, repetimos gran parte de nuestra forma de vivir a diario. En algún momento dejamos de mirar las cosas ordinarias: los edificios en el camino al trabajo, la ropa de la gente o la forma de conducir y de comer, se nos escapan infinidad de detalles que están delante de nuestros ojos pero han quedado atrapados en la cotidianidad. Viajar despierta ese sentido que nos hace estar atentos a cada pequeño detalle, trae la emoción de la primera vez a nuestras vidas de una forma asombrosa. En grandes y pequeñas cosas, no paramos de sentir la curiosidad y los nervios por todo lo nuevo que se nos presenta en el día a día.
La emoción de llegar a un sitio desconocido, hablar con otra gente, probar comida exótica, ver animales nuevos, conseguir un vuelo barato, visitar lugares soñados, enamorarse, hacerse entender, aprender,… Algunos de estos hechos pueden realizarse sin moverse, pero cuando están encajados en otro entorno adquieren un significado totalmente distinto.

Tolerancia

“Viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios,
la intolerancia y la estrechez de mente.”.- Mark Twain
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Y así es exactamente. Todas las personas que se cruzan en nuestro camino con un aspecto, religión, forma de pensar, valores y actitud ante la vida diferentes, nos demuestran que sienten, ríen, lloran, interactúan, sufren y aman. Después de todo, aprendemos a mirar a los demás sin filtro previo.



La noción del tiempo

¿Qué día es hoy? no es una pregunta muy frecuente, pero si surge nunca podemos responder con rapidez y necesitamos el calendario para estar seguros. La hora también ha perdido bastante importancia. Se agradece mucho levantarse cada día con ganas sin tener en cuenta el nombre que le damos. Los lunes no existen.
Pero lo más interesante es el sentimiento de que el tiempo pasa despacio, de sentirnos dueños de nuestro tiempo y ser conscientes de lo que vivimos. Las típicas frases que solíamos decir del tipo “¿Ya es lunes?. “¿Ya ha pasado la semana?” o “¿Ya es verano? ¡Si hace nada estábamos en Navidad!”, han mutado de forma drástica a otras como: “¿Hace solo dos semanas estábamos en Filipinas? ¡Han pasado tantas cosas desde entonces que parece muy lejano!”. Percibimos que la vida pasa más lenta, por lo que tenemos la sensación de que vivimos más.
“No viajamos para escapar de la vida,
si no para que la vida no se nos escape”. - Anónimo

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